Modificación conductual
Uno de los principales retos del ejercer de padres de familia tiene es el poder formar a sus hijos como personas que logren a futuro ser autónomas y por tanto felices.
Hoy en día existen grandes retos en esta labor ya que el mundo actual ofrece por un lado grandes distractores como son todos los videojuegos, la tecnología, las pantallas, el gran consumismo pero sobre todo la gran confusión que hay en los padres de familia que han delegado su autoridad a sus hijos creando un caos de confusión al interior de la célula más importante de la sociedad que es la familia.
Conforme nuestros hijos van creciendo, a partir de los dos años de edad, cuando identifican que son seres independientes y no una extensión de sus cuidadores primarios, inician su proceso de individuación utilizando el no como respuesta y tratando de tener ellos el control de la situación.
De las situaciones más comunes que se presentan son conductas que deseamos extinguir como puede ser un berrinche o un pleito entre hermanos y como padres de pronto no tenemos las herramientas suficientes para manejarlas.
En mi experiencia lo ideal es partir de la definición concreta, explícita y observable de lo que queremos modificar. Si no está claramente definida la conducta que queremos modificar será muy complicado avanzar en su extinción.
Luego hay que hacer un registro de las conductas que queremos modificar para tener claridad de la frecuencia de las mismas. Este registro idealmente debe contener tanto los detonantes, estímulos que detonan la conducta no deseada, como consecuentes, que son las cosas que hacemos como padres que están reforzando aquella conducta que queremos extinguir.
Teniendo todo lo anterior lo que sigue es implementar un programa de modificación conductual, de preferencia asesorados por un profesional de la salud mental como puede ser un psicólogo o paidopsiquiatra que nos oriente en la implementación de estrategias de modificación o en este caso de extinción de conductas.
LOS DETONANTES
Nuestros hijos como nosotros, se encuentran bombardeados por un sin fin de estímulos de manera constante, los estímulos son las cosas que suceden en el medio ambiente que entran en nosotros a partir de los diferentes sentidos y en ocasiones provocan o detonan conductas que son las que queremos modificar. Por tanto los detonantes son esas cosas que suceden justo antes de que se emita la conducta.
LAS CONDUCTAS
Son acciones o comportamientos observables y medibles que en este primer caso queremos extinguir dado que son disruptivas o disfuncionales y desencadenan otros problemas.
LOS CONSECUENTES
Son los principales reforzadores de las conductas, son las cosas que suceden inmediatamente después de emitida la conducta. En ocasiones pensamos que si regañamos a un niño por cierta conducta la estamos eliminando, cuando en realidad lo que sucede es que la estamos reforzando porque puede ser que lo que busca el menor se atención aunque sea a través de algo negativo. Si vamos tomando conciencia de las cosas que hacemos como padres de familia luego de ciertas conductas de nuestros hijos, nos daremos cuenta que somos justamente nosotros los que estamos promoviendo que sucedan con nuestras reacciones.
Recordemos que sólo podemos modificar aquello que podemos medir, por lo que trabajar en la modificación conductual de una manera planeada y estructurada, de la mano de un profesional es lo ideal.
Por último hay que tomar en cuenta que el código de conducta de lo que permitimos y no permitimos en casa está permeado por los valores que cada familia posee, ya que los padres tomamos decisiones de las consecuencias y modificaciones con este filtro.
Luego entonces antes de querer modificar o implementar algún plan de cambio con la conducta de nuestros hijos debemos sentarnos a revisar los valores que como familia queremos enseñar a nuestros hijos para ser en todo momento congruentes.
Escrito por: Mrta. María Luisa Cartensen
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